Investigadores del ETH Zúrich descubren la primera prueba definitiva de que nuestro satélite heredó gases nobles autóctonos del manto terrestre...
Desde su inicio, la humanidad siempre ha estado fascinada con la Luna. Sin embargo, no fue hasta la época de Galileo cuando los científicos empezaron a hacerse preguntas sobre ella y comenzaron a estudiarla. A lo largo de casi cinco siglos, los investigadores han propuesto numerosas teorías muy debatidas sobre cómo se originó nuestro satélite; es más, las hipótesis sobre las que se armó, por ejemplo, el programa Apolo, no tenían mucho que ver con las actuales. Y seguimos sin saber a ciencia cierta qué ocurrió al principio. Ahora, geoquímicos, cosmoquímicos y petrólogos de ETH Zurich arrojan nueva luz sobre el rompecabezas, informando sobre pruebas que demuestran que la Luna heredó los gases nobles autóctonos de helio y neón del manto de la Tierra. Las conclusiones acaban de publicarse en la revista 'Science Advances'. Durante su investigación doctoral en ETH Zurich, Patrizia Will analizó seis muestras de meteoritos lunares de una colección antártica, obtenidas de la NASA. Los meteoritos están compuestos de roca basáltica que se formó cuando el magma brotó del interior de la Luna y, después, se enfrió rápidamente. Este proceso originó partículas de vidrio lunar, entre otros minerales, que se encuentran en el magma, algo así como 'huellas dactilares' químicas (las firmas isotópicas) de los gases solares: helio y neón. Además, su superficie se cubrió de basalto, lo que protegió la roca de los rayos cósmicos y el viento solar. Los autores señalan que fue necesario un impacto de alta energía para 'arrancar' estas rocas de las profundidades de la Luna que acabaron llegando a la Tierra en forma de meteoritos (muchos de ellos son encontrados en los desiertos del norte de África o, en este caso, en el 'desierto frío' de la Antártida, donde son más fáciles de detectar en el paisaje). Utilizando un espectrómetro de masas muy sensible del Laboratorio de Gases Nobles en ETH Zurich, el equipo de investigación pudo medir partículas de vidrio submilimétricas de los meteoritos y descartar el viento solar como la fuente de los gases detectados. Y observaron que el helio y el neón estaban en una abundancia mucho mayor de lo esperado. Leer el articulo completo, clic! en el enlace: ABC.es / Ciencia |